viernes, 26 de junio de 2015

Africa, sé tu misma

Celebramos en 2010, con alegría y orgullo, los 50 AÑOS de la Independencia de África. El 1960 está marcado en la historia contemporánea como “el año de África”, pues 17 de sus 54 países obtuvieron la ansiada independencia, proclamando su soberanía política, entre los meses de Enero y Noviembre de ese año. Es el mayor proceso de independencia de la historia en un solo año. Son casi 12 millones de kilómetros cuadrados, con una población actual de 399 millones de habitantes.

Mayores motivos para la esperanza.- Si miramos el continente con ojos cristianos, nuestra esperanza cobra brío, fuerza y pone sus pies en una realidad palpable. En las últimas cuatro décadas se ha quintuplicado el número de los católicos africanos, gracias a la labor de la Iglesia misionera y a la progresiva madurez de las Iglesias particulares. Veamos el crecimiento gradual de la Iglesia:

El 31 de Diciembre de 1959, antes de producirse el boom de la independencia, había en África tan sólo 10 países soberanos, cuatro de ellos en el África Subsahariana: Liberia (1847), Sudáfrica (1910), Ghana (1957) y Guinea (1958). El 31 de Diciembre de 1960 eran ya 27 los países soberanos. 

Los 17 países del boom fueron: Camerún (1 de Enero), Togo (27 de Abril), Malí y Senegal(20 de Junio), Madagascar y Somalia (26 de Junio), R. Democrática de Congo (30 de Junio),Benín (1 de Agosto),Níger (3 de Agosto), Burkina Faso (5 de Agosto), Costa de Marfil (7 de Agosto),Chad (11 de Agosto), República Centroafricana (13 de Agosto), República de Congo (15 de Agosto), Gabón (17 de Agosto), Nigeria (1 de octubre) y Mauritania (28 de Noviembre).

Entre 1961 y 1970 proclamaron su independencia otros 15 países; nueve entre 1971 y 1080; uno entre 1981 y 1990 (Namibia) y otro entre 1991 y 2003 (Eritrea). En Febrero de 1990 fue puesto en libertad Nelson Mandela y en 1994 elegido presidente de la nueva Sudáfrica. Sólo queda por resolver el conflicto del Sahara Occidental, que es un problema de descolonización. La Europa colonialista procuró transformar las antiguas relaciones de independencia, en vínculos preferenciales de cooperación política, económica y cultural. Era otro modo más sutil y encubierto de explotación.

Vemos como las 17 soberanías concedidas en 1960 no fueron una garantía de independencia para los nuevos Estados, ni en lo político, ni en lo económico. En la década del 60 los países africanos que izaron la bandera de la independencia, no estaban en peores condiciones que muchos de los países latinoamericanos y asiáticos. No obstante, Cincuenta Años después, muchos figuran en la lista de los llamados Estados fallidos y de los más pobres de la tierra.

Una primavera con muchas nubes.- En el proceso de independencia africana encontramos cuatro etapas: En la primera afloraron los “padres de la patria”, primera generación de dirigentes elegidos democráticamente (Nkrumach, Sókou Touré, Julius Nyerere, Joseph Kasavubu, Léopodl Sédar Senghor…). En la segunda se suman los golpistas jefes militares, que prohibieron los partidos y crearon el partido único, con formas despóticas de ejercer la política. En la breve tercera etapa surgen algunos militares dispuestos a gobernar honestamente (Jerry Bawlings de Ghana, Thomas Sankara de Burkina Faso y Samuel Kanyon Doe de Liberia). En la cuarta, que comienza en 1990, se produce la eclosión del pluripartidismo, al socaire de de la caída del muro de Barlín y de los regímenes comunistas, pero continúa la forma despótica de ejercer la política, aunque aparezca revestida de formalidad democrática.

El gran problema que se le plantea hoy a África es ser ella misma: en lo político, en lo económico y en lo cultural. Desafío dificilísimo por la voracidad insaciable de las antiguas colonias, a las que se han unido nuevos pretendientes: Estados Unidos, a través de sus multinacionales; Rusia que penetró en África con el pretexto de luchar contra el imperialismo occidental; la China, la India, el Brasil… Estos países, especialmente China, han ido al asalto de África con maneras más sutiles, pero no por eso menos depredadoras, como ha sucedido con el petróleo sudanés. Han descubierto en el continente un inmenso vivero de materias primas para impulsar sus economías emergentes, pero tampoco han promovido la industria, ni empresas de transformación en suelo africano.

Los políticos africanos deben pasar de ser líderes sin ética, sin convicción y únicamente obsesionados por sus intereses personales, a ser políticos con un ambicioso proyecto de sociedad, que beneficie a sus respectivos pueblos. África, necesita líderes capaces de asumir la medida real de los desafíos presentes y futuros, de no exponer el continente al saqueo de sus recursos y a sus pueblos, a la enfermedad y la pobreza.

La mayor riqueza del continente.- La población africana ha superado los mil millones. Esta es la mayor riqueza del continente, su potencial humano. Es cierto que a más población, mayores problemas. Sin embargo, el frondoso bosque de los valores de la sociedad africana se alza sobre los ruidos de sus deficiencias. No obstante las grandes epidemias del Sida y de la malaria, nuestro crecimiento demográfico es casi el doble que el de Asia o de América Latina. En 1960 eran 277 millones. En 1970, 354. En 1980 483. En 1990 640. En el 2000 789 y en 2010 somos 1.034 millones.

Nuestros problemas.- Un problema grave en África es la deficiente calidad de la educación, que contribuye a la marcha de los profesionales a otros continentes con mejores posibilidades formativas y retribuciones salariales más justas. De los 114 millones de niños africanos, 42 millones no están escolarizados, y los que terminan el Ciclo Básico, tienen grandes dificultades para pasar al Secundario. La calidad de la educación en todo el continente adolece de una deficiencia crónica. Según la Organización Internacional para las Migraciones, anualmente, abandonan África unos 23.000 universitarios y 50 ejecutivos. Los gobiernos nada hacen para detener esta sangría.

África es el continente por el que galopan los caballos del Apocalipsis, portadores de todos los males. Siendo los más visibles la pandemia del Sida y la tradicional malaria. El tráfico de personas es una lacra denunciada en numerosas ocasiones. La esclavitud ,de hecho, es practicada, sobre todo con los niños. En las minas de la RDC trabajan más 43.800 y de ellos 20.000 en Katanga. África suma más 

La insuficiencia sanitaria es otra lacra entre nosotros. Si los países desarrollados gastan en salud 40 dólares por habitante, África gasta solo uno. Esta insuficiencia va de la mano con la tremenda falta de personal sanitario en el continente. Y el 20 %de los médicos africanos ejercen fuera del continente.

En el área de la salud terminamos con una noticia positiva: El descenso del Sida en África a un 15%, se ha debido, sobre todo, a la prevención.

Otra grande flaqueza tradicional de las sociedades africanas es la práctica inexistencia de asociaciones civiles, con objetivos políticos o ideológicos o como contrapoderes. La herencia colonial con su exclusión, originó una sociedad civil débil y dependiente, debilidad reforzada después con los partidos únicos. El miedo atenaza a África y silencia todas las voces discordantes, que deberían impulsar transformar los gobiernos, de exploradores en servidores del desarrollo de sus pueblos. Mas, a partir de la década del 80, notamos un despertar socio-político, en que las sociedades africanas comienzan a manifestar un cierto dinamismo con la proliferación de las asociaciones y de las redes de militancia, a pesar de las represiones y limpiezas étnicas fomentadas por los poderes públicos.

Las economías africanas.- África, es un continente con enormes recursos naturales y grandes posibilidades económicas. Sólo los acuerdos comerciales justos, el buen gobierno y la lucha contra la corrupción le ayudarán a salir de la pobreza y alcanzar mayores cotas de desarrollo y bienestar. La crisis económica mundial afecta de modo especial la economía de los países africanos, y la propia corrupción interna, enfermedad endémica africana.

La integración de África en el mercado financiero internacional, en los últimos 10 años, ha supuesto un crecimiento relativamente fuerte, pero también ha hecho que sea más vulnerable a la desaceleración de la economía mundial. La demanda de productos básicos (diamantes, café, cacao, caucho, madera, minerales, etc.) ha bajado y el desarrollo aumenta. En la República Democrática del Congo, sólo en su rica provincia de Katanga han cerrado el 60% de las empresas y se ha despedido a unas 300.000 personas. En Sudáfrica, en cuyas minas trabajan inmigrantes de Lesoto, Suazilandia y Moçambique, ya solo en Febrero de 2009 más de 5.000 trabajadores perdieron el empleo, y los inmigrantes de los países limítrofes están siendo expulsados.

La producción de caucho de Liberia disminuyó de 135.000 toneladas en 2007 a 88.000 en 2008, y mayor caída en 2009. En tanto que en Kenia las remesas se empezaron claramente a reducir en un 13,3% en el 2008, en comparación con el mismo período de 2007, caída que no ha cesado en 2009. Los países que dependen de la ayuda exterior para el desarrollo, como Benín, Comoras, Etiopia, Liberia o Níger, han constatado una reducción de esas corrientes. Camerún y Gabón siguen en retroceso. Las inversiones internas siguen disminuyendo, debido a las tasas de interés más altas. Se notan avances en Mauricio, Túnez, Seychelles, Namibia, Argelia o Botsuana. Sin embargo, Costa de Marfil se derrumba, en tanto que en Nigeria la Bolsa perdió el 66% de su valor en 2009. Y en otros países, como Somalia o Guinea, continúa la desintegración y la vuelta al tribalismo.

Los 10 países africanos con mayor índice de desarrollo humano son: Libia, Seychelles, Mauricio, Túnez, Gabón, Argelia, Guinea Ecuatorial, Cabo Verde, Egipto y Botsuana. Los 10 con menor índice son: Níger, Sierra Leona, R. Centroafricana, Malí, Burkina Faso, R. D. Congo, Chad, Burundi, Guinea- Bissau y Mozambique. Y el mayor obstáculo al desarrollo en África son los altos niveles de corrupción de sus gobiernos.

Nuestra pobreza.- Es una dramática realidad que la pobreza se instaló en África, como en su propia casa. ¿Qué hacemos mal para merecer semejante estigma? Creemos que un modo de estimular nuestro desarrollo, sería condicionando toda ayuda exterior al cumplimiento de algunos requisitos: 1. Priorizar la actividad agropecuaria, como garantía de subsistencia para la población y de autosuficiencia en sus necesidades básicas. 2. Selección de sus cuadros administrativos. Los gobiernos deben establecer sistemas objetivos, basados en el esfuerzo y los méritos. 3. Los gobiernos deben instaurar un sistema de cuentas nacionales transparentes. 4. La ayuda alimentaria exterior arruina los agricultores y altera el mecanismo de los precios internos. 5. Deben crearse incentivos que eviten el flujo migratorio del campo a las ciudades, originando grandes desequilibrios. 6. Erradicar el sistema de compraventa de documentos oficiales y títulos académicos. 7. Establecer una auténtica libertad de prensa, que eleve la formación crítica de los ciudadanos. Etc… En Mozambique, por ejemplo, la lucha contra la pobreza absoluta es el slogan del gobierno y queda sólo en eso, en palabras. No existen acciones políticas serias que ayuden, realmente, al pueblo a superar la tan cacareada pobreza. Vivir, lo que se dice vivir, únicamente pueden lograrlo los que están al lado del partido único. Los otros, tienen pocas esperanzas de salir de su pobreza…

Educación e independencia.- En los últimos 50 Años el acceso a la educación y la formación ha aumentado considerablemente en África, aunque como es lógico, no haya conseguido alcanzar los niveles adecuados. Además, la diferencia entre unos países y otros es muy grande, como entre las zonas rurales y urbanas, dentro del mismo país. Con todo, desde hace algunos años, numerosos artistas africanos han adquirido fama mundial en distintas manifestaciones culturales, por la preparación técnica y la calidad de sus obras. Somos testigos de que los gobiernos africanos han realizado, en las últimas décadas, esfuerzos ingentes para mejorar el sistema educativo en sus países, aunque siga adoleciendo de importantes deficiencias, derivadas de los elevados índices de pobreza. También en África somos conscientes de que la educación constituye el motor del desarrollo económico y social de los pueblos. Es una idea defendida con fuerza desde el principio de la independencia por los grandes del continente. Y África camina decidida hasta este objetivo. No obstante el camino hecho, los datos prácticos que se manejan sobre la escuela en África, son desfavorables para el continente.

Sin entrar en el análisis de los sistemas educativos y su implementación, tenemos que admitir que hay demasiados africanos que no van a la escuela o la abandonan pronto, especialmente mujeres, debido a la llamada disparidad de género u otros lastres culturales..

Identidad cultural africana.- Entendemos por Cultura Tradicional Africana la manifestación original e global de las experiencias acumuladas por la Comunidad de Pueblos Africanos, a través del tiempo. Y, la actual cultura, es el fruto de un largo diálogo e interacción con otras culturas a lo largo de los siglos.

Como características dominantes de nuestra cultura, resaltamos: La oralidad y el poder de la palabra; el poder de los símbolos; la autoridad de los ancianos en la transmisión fiel de la Tradición y la Centralidad de la familia, como lugar de transmisión de la vida y de la cultura y el profundo sentido religioso que está en la base de nuestra cultura africana. Hoy, la identidad de la cultura africana se mueve entre la rica tradición y el diálogo con la modernidad. En este contexto es función de los sabios, los intelectuales, el fijar y preservar la memoria colectiva, al tiempo que ejercer un liderazgo moral con la sociedad a la que representa. Al contrario de cuanto afirman demagogos y manipuladores, las tradiciones africanas no eran estáticas, sino dinámicas, en permanente transformación. Fue precisamente el encuentro con Europa – primero la esclavitud, luego el colonialismo - lo que frenó su proceso evolutivo. Desde entonces el africano es un ser sin asideros espirituales, sin convicciones, tambaleando entre el pasado o a merced de otros valores que no termina de asumir. El encuentro con Europa, a partir del siglo XV, dotó a los africanos de una nueva cosmovisión, que asumió, generalmente, sin destruir su propia esencia. Mientras que la mayoría de los europeos que llegaron a África permanecieron impermeables a las culturas de los pueblos que sometían, los africanos se abrieron a otras formas de pensamiento, a otras costumbres, a otras lenguas y credos.

Cualidades que la cultura africana aporta a la humanidad son su predisposición para escuchar, para la generosidad, la hospitalidad, la solidaridad y la tolerancia. La fortaleza espiritual del africano y su intrínseca capacidad de adaptación llevarán a África a un renacimiento cultural y social.

Confío en el futuro de África.- No obstante las abundantes sombras que aparecen en esta somerísima panorámica africana, estoy convencido que África tiene un grande futuro. Sus admirables valores culturales y humanos, son el humus de esta esperanza. Un momento positivo fue que después de la independencia, el continente se esforzó para organizarse a nivel regional y continental. El que los africanos se hagan cargo de sus propios problemas, constituye un paso reciente, como se puede ver por las mediaciones en Guinea, Níger, Costa de marfil, Togo, Zimbabue, Kenia y Madagascar, realizadas en el marco de las organizaciones regionales o continentales. 

Nuestro futuro será espléndido porque no hay otro continente que concentre tantos recursos y tantos metales preciosos. Todos los días se descubren nuevos recursos energéticos en algún país africano. Somos más de mil millones de habitantes y dentro de 50 años se habrá duplicado la población. Con tantos recursos y tanta riqueza humana, llegará el momento en que África encontrará la estrategia necesaria para traducir todo esto en elementos positivos de cara al desarrollo del continente.

Yo, amo África
En 1950 los católicos eran 13.000.000; en 1970: 36.000.000; en 1982: 59.281.263; en 2003: 142.637.822; en 2006: 159.909.012 y en 2010 ya somos: 183.825.322. Estos números son un grito de esperanza y justifican la afirmación del II Sínodo Africano: “Hoy, somos el continente de la esperanza para la Iglesia”. En esta transformación fueron relevantes la celebración de los dos sínodos. En el mensaje final del II Sínodo encontramos intuiciones afortunadas e inspiradoras. Nuestra Iglesia Africana está bien organizada y, un dinamismo evangelizador muy fuerte corre por las venas de los cristianos. Los laicos son la fuerza propulsora de la iglesia. Los abundantes ministerios existentes en nuestras parroquias y comunidades Cristianas, son los brazos articuladores de la Iglesia jerárquica. En África se vive y se celebra con entusiasmo la fe, convirtiéndose así nuestras Asambleas y bellísimas liturgias, en la mejor propaganda y catequesis visual, que convoca, atrae y forma nuevos cristianos.

África es maestra en humanidad, rica en valores humanos. Aquí la gente ama, comparte, vive el espíritu de fraternidad a través de signos muy sencillos, pero muy profundos y significativos. Es cierto que todavía tiene que sufrir profundas transformaciones en lo político, social, económico y dar pasos muy grandes en la reconciliación e interrelación de las culturas.

Yo, amo esta África rica en pobreza y miserias mil, pero más rica en sabiduría ancestral y tradiciones culturales milenarias. Riquísima en humanidad y en valores profundamente humanos, rica en hombres y mujeres que convierten nuestra convivencia en una fiesta permanente, la fiesta de la vida y para los cristianos la Fiesta de la fe. Creo en esta África que va de camino hacia un futuro esperanzador. No necesitamos imitar a nadie, sólo ser, proyectar y trabajar, verdaderamente, como africanos.

Manjacaze, 22 Junio de 2015

Enrique Báscones Lezcano, ofm
Misionero en Mozambique


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